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“El Güero”, tenía una vida de terror

“No guardaba respeto por nada o ni por nadie”, afirman quienes le conocían

De la Redacción

viernes, 18 octubre 2019 | 12:20

Jiménez– Octavio Rubio, presunto asesino de Margarita Méndez, la mujer encontrada sin vida y empalada en un ejido perteneciente al municipio de Jiménez la mañana del lunes 14 de octubre, tuvo una vida escabrosa.

Este medio obtuvo detalles de la vida de ‘El Güero’, como era conocido el hombre que también fue encontrado sin vida en la autopista a Torreón y en condiciones similares en las que él habría cometido el feminicidio. 

Un par de conocidos del hoy occiso, quienes solicitaron omitir sus nombres, aseguran haber convivido con él desde la infancia y dijeron no sentirse sorprendidos por el final que tuvo la vida de Octavio, ya que por su historial, todo indicaba que podría terminar así.

Cuentan que tenía 34 años, no 43, como se ventiló. Desde niño vivió en Parral, pero no pueden confirmar si era parralense o estadounidense, ya que tenía doble nacionalidad.

Lo que sí saben es que llegó a Parral hace unos 30 años de la mano de su padre, ya que su mamá los abandonó a ambos.

Con el tiempo, su progenitor logró ser el dueño del restaurante del desaparecido hotel “Turista”, mismo que compró y derrumbó el exgobernador César Duarte para conectar la Avenida Independencia con la Vialidad Carlos Montemayor a través de un puente vial, pero esto es sólo un dato que no guarda relación con la historia de ‘El Güero’.

Retomando el negocio, padre e hijo vivieron por mucho tiempo en una de las habitaciones del referido hotel, al pie de las escaleras en el lobby, junto a la administración del mismo. “Siempre fue rebelde, no guardaba respeto por nada o ni por nadie, excepto, tal vez, a su papá”, refieren.

“Seguramente contaba con antecedentes penales por delitos menores –presuponen-, aunque era muy miedoso, no creo que estuviera metido en el narco”, platican.

Detalla que era un niño rubio, haciéndole honor a su apellido, delgado y ligeramente alto. “Caminaba semiencorvado, y así lo verías también de pie, tratando de tomar una pose que se impusiera frente a otras personas”, recuerdan.

Quienes lo conocieron, explican que se divertía asustando a niños o niñas menores que él. Incluso se atreven a asegurar que era “la cruz” de su padre, al cual le sacó “canas verdes” por su mal comportamiento, “le hacía ver su suerte”, dicen.

El señor se volvió a casar aquí en Parral y tuvo una pequeña hija, cuyo nombre no recuerdan y, de hecho, no es relevante para el caso.

Del hotel “Turista” se fueron a vivir a una calle que está entre la colonia Juárez y Altavista, justo por debajo de un edificio, propiedad de un empresario de apellido Portillo, sin especificar nombre. “En aquellos años eran muy pocas las construcciones que había ahí”, nos dicen.

“Me impresionó mucho saber lo que le sucedió, sin embargo no me sorprende nada saber lo que hizo y no dudo que haya habido más mujeres de las que probablemente abusó y golpeó. Hasta creo que podrían aparecer más personas que hayan sido víctimas de él”, manifiesta nuestro entrevistado, quien -como ya mencionó-, optó por mantener el anonimato.

“Si no lo conocías, él tenía la ventaja de que su rostro no reflejaba maldad. Tenía cara de ‘niño bonito’, bien portado”, especifica uno de sus conocidos. Otro, que dijo “juntarse” con ‘El Güero’ cuando eran chicos, comenta que comenzó a fumar desde los 8 años, pero que no cree que consumiera drogas, ya que en aquello años, a lo más que tenía alcance era a cigarros y alcohol “pues cualquier padre podía enviar a su hijo de 7 u 8 años a comprar la caguama “y los sueltos” un domingo por la mañana”.

 Octavio Rubio vivía actualmente en Jiménez, pero siempre fue identificado como parralense. Las autoridades confirmaron que el hombre encontrado en la carretera de cuota a Torreón era el mismo que apareció en un video rodeado de hombres armados, quienes lo obligaron a declarar el asesinato de Margarita Méndez y a quien mataron, como ya se dijo, replicando la tortura que él habría aplicado a su vecina, antes de asesinarla.