De la Redacción

Parral.-  La colonia Federico Ferro Gay se ha vuelto un depósito de caninos, al cual ciudadanos acceden por “comodidad” e “irresponsabilidad”, así lo señalaron vecinos de dicho sector, quienes se dijeron “cansados” de esta situación y han pensado en crear comités para tratar de evitar estas prácticas, ya que la autoridad no les ha brindado atención.

En un recorrido por calles mayormente transitadas de dicha colonia, se observa presencia de perros sin propietario, como es el caso de la calle Valle de Allende donde se contabilizaron hasta 18 animales, por otro lado en la calle Guachochi fueron cerca de 10 canes y contigua a ésta la arteria denominada Balleza contaba a simple vista con más de 8 ejemplares al aire libre.

“Hay andan los pobres dando lástimas; yo adopté uno que me encontré afuera de la casa, pero hasta ahí nomás”, fue la opinión de Aracely Ceballos, vecina de la calle Municipio Valle de Allende, quien además destacó que esta calle es en donde más “recalan” las mascotas abandonadas luego de que sus dueños las “tiran”.

Por otro, lado Lesly Jáquez señaló que en su caso le han arrojado cadáveres de animales junto a su casa, lo cual se vuelve un foco de infección no solamente para ella, sino para los habitantes de todo ese sector sin contar la gran presencia de animales vivos que aún quedan en cada esquina y lote baldío de esa colonia.

En el caso de la señora Jéssica Ontiveros, vecina de la calle Balleza, manifestó que existe la intención de los vecinos para crear un comité que atienda esta problemática, ya que no existe acercamiento con autoridades locales o estatales para que pongan atención a este “riesgo latente” de acuerdo a su opinión, ya que se ha vuelto una constante que cada vez crece más.

Finalmente, el llamado de los habitantes es similar, solicitan apoyo del sector sanitario y preventivo de Parral, para evitar que sigan dejando mascotas vivas o muertas abandonadas en esa colonia, pidiendo se genere una campaña de adopción o incluso de sacrificio de perros, quienes al final de cuentas mueren de hambre, al no ser hospedados por los vecinos de lo que otrora fuera la colonia Parral Vive.